Santo Domingo de Guzmán
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Se encuentra en el Museo Nacional de
Escultura en Valladolid. Escultura de gran calidad, bien compuesta y movida con
serena naturalidad, presenta soluciones formales parciales reconocibles en otras
obras del escultor como el San Vicente Ferrer de la parroquia de Santiago, en
Orihuela, o la Santa Florentina de la iglesia
parroquial de Santa María de Gracia, en Cartagena; pero su sobria policromía se
limita a los colores dominicos, el blanco de pureza en la túnica y el negro de
austeridad en el manteo, reduciendo el oro y la decoración a la orla. Un
apacible ensimismamiento refleja el rostro de finas facciones en el que la
maestría del escultor consigue delicadeza sin debilidad.
No fue concebida como imagen aislada, sino formando pareja con un
San Francisco
de Asís, actualmente expuesto en el Museo Nacional de Escultura, procedente
también de la colección del Conde de Güell. El origen de ambas esculturas lo
propuso Luna Moreno, identificándolas con las de igual advocación citadas por
Fuentes y Ponte, como procedentes del convento de San Diego, primero en la
antigua iglesia parroquial de San Andrés (Murcia Mariana, 1ª parte, 1880) y
luego en la ermita del Rosario (Salzillo su biografía, sus obras y sus lauros,
1900).